A nivel legal se considera que las leyes siempre están en constante cambio, lo cual requiere que las empresas se estén actualizando constantemente. Sin embargo, la velocidad de evolución de la tecnología es mucho mayor, por lo que las leyes que regulan las relaciones laborales no van de la mano con lo que hoy día viven las empresas y sus colaboradores.

Ejemplo de esto es el Código de Trabajo de Costa Rica, el cual entró en vigencia en 1943. Al momento en esta ley fue redactada, no se pensaba que podía darse una pandemia y mucho menos se llegó a considerar necesario tener leyes que nos dieran opciones para mitigar una emergencia mundial, como la generada por el COVID-19 desde diciembre de 2019.

Si bien es cierto la pandemia ha afectado muchos sectores en el país y ha generado muchos despidos, existen empresas que han sacado mayor provecho a lo dispuesto en la ley para regular el teletrabajo y su reglamento, por cuanto permite que las labores se realicen de manera remota sin interrumpir las actividades propias del negocio, siempre que la actividad de la empresa lo permita.

Un reto más que una ayuda. Para las generaciones más recientes, donde siempre han tenido la tecnología presente, les podría parecer sencillo y hasta necesario que las empresas sean más amigables con la tecnología, no solo en la ejecución de labores, sino también para los procesos de los médicos de empresa, salud ocupacional y muchas otras áreas de una Compañía.

Sin embargo, al igual que como ha pasado con las leyes, la gran mayoría de las empresas no han tomado el camino de digitalizar las relaciones con sus empleados, lo cual ha generado que con la pandemia se vean en la necesidad de tomar decisiones más apresuradas para no afectar la continuidad del negocio.

Por otro lado, existe una minoría de Compañías que desde hace varios años han venido ajustando todos sus procesos laborales, para que desde el reclutamiento, capacitación y la ejecución de las labores sean de manera virtual. La modalidad virtual se puede entender como aquella que busca desarrollar toda la relación laboral sin que la persona deba de presentarse a la empresa, puesto que la entrega del equipo se puede hacer en coordinación mediante servicios de entregas a domicilio.

El reto más grande que viven las empresas que no se habían preparado para un mundo de trabajo remoto y de la mano de la tecnología, será el invertir recursos en preparar mecanismos para digitalizar todo lo que sea posible para garantizar que la relación laboral remota sea tal cual se diera en el centro de trabajo.

La tecnología es una herramienta que facilitará la vida en la “nueva normalidad”, ya que como se ha visto, es necesario que las empresas sean proactivas, saquen provecho de los recursos existentes y no esperen a que una ley les indique cómo manejar estos aspectos, ya que lo pueden hacer mediante políticas internas laborales o reglamentos internos. La tecnología puede ser el mejor aliado si se sabe sacar el mejor provecho.