A medida que pasan los años, me he dado cuenta de que, mi comportamiento se ha vuelto más selectivo. Mis decisiones, incluso sobre temas que parecen intrascendentes o cotidianos, ahora son más pensadas, razonadas, meditadas, y hasta más elaboradas. Por ejemplo, ver televisión, ha pasado a ser una actividad que dejé de hacer hace bastante tiempo. Llegué a la conclusión que, ese tiempo lo estaba perdiendo. En una ocasión me cuestioné, si esto era debido a la sumatoria de años, o si en mi proceso de maduración como ser humano, había logrado encontrar un balance decisorio que antes no había desarrollado todavía, o tal vez, sería un sentimiento relacionado con pensamientos sobre la terminación de la vida (a corto, mediano o largo plazo).

En algún momento de mi vida, decidí invertir más tiempo en situaciones, y con personas que, no me hicieran perder ese escaso tiempo que es la vida. Ahora, soy un buscador de momentos, de imágenes, de sonidos. El único elemento o factor común que busco es que, esos instantes, detalles, situaciones, etc. le sumen a mi existencia de manera positiva, y a su vez, puedan impactar en otros de la misma forma. Parte de mi tiempo, lo dedico a la navegación con rumbo en redes sociales y en sitios web en general.

Cuando menciono la frase: “con rumbo”, lo hago adrede, ya que estoy convencido que muchas de las navegaciones que hacemos en la red, son sin rumbo fijo, sin objetivos determinados, sin ganancia alguna, y con absoluta pérdida de tiempo, de eso tan valioso que es la vida con propósitos.

¿Qué busco en internet y en redes sociales? ¿Qué me llama la atención?

La respuesta es sencilla: Busco detalles, momentos, y sobre todo reacciones naturales de seres humanos, ante situaciones de la vida. Dentro de esa búsqueda, me encontré una serie de fotos de personas comunes, a las que se les hizo una toma inicial, y luego se les pidió que sonrieran. Me llamó la atención, no solamente el cambio de la expresión, y los poderosos mensajes que tiene el simple acto de sonreír en los seres humanos, sino, el impacto en mi propia vida, al recibir una dosis fresca de una de las reacciones que más nos identifica como seres humanos.

Muchas veces, nos cuestionamos sobre cuál sería la mejor forma de impactar positivamente a una persona. Elaboramos discursos, estrategias, y hasta practicamos lo que haríamos y diríamos cuando tengamos a la persona de frente. Se nos olvida que, tenemos una poderosa herramienta, de fácil manejo, y de fuerte impacto, una herramienta que, muchas veces no utilizamos en el momento y de la forma correcta. Desarrolla tu habilidad natural de sonreír. Cuando sea el momento adecuado, aprovecha para impactar a alguien con tu sonrisa. Con eso, estás colaborándole a ese ser humano, y a su círculo de influencia. Con eso, estás aportándole a tu nivel de satisfacción personal. Con eso, estás colaborando en la conformación de una vida mejor para todos. Entre tanta basura que tienen las redes sociales, entre toda su información falsa, negativa y destructiva, se encuentran detalles que, de manera selectiva, nos suman como seres humanos.

(*) Todos los comentarios emitidos por el autor de este artículo se hacen a título personal, sin que los mismos sean necesariamente compartidos por las personas jurídicas mencionadas en la reseña profesional.

Autor:

Randall González
Socio
Laboral & Empleo